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¿Qué buscan las empresas de éxito en sus trabajadores?

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En el mundo laboral, las empresas no solo buscan empleados con un buen currículum o experiencia. A medida que el mercado se vuelve más competitivo, los responsables de recursos humanos afinan su radar para encontrar algo más: trabajadores comprometidos, constantes y con la capacidad de crecer dentro de la empresa. Pero, ¿cuáles son esos atributos que realmente marcan la diferencia? Te lo desgloso en cuatro pilares fundamentales.

Esfuerzo: La energía que se transforma en resultados

Una empresa no quiere simplemente empleados que ocupen una silla durante ocho horas. Quiere trabajadores que, mientras están en su puesto, den lo mejor de sí mismos. Aquí entra en juego el esfuerzo. No hablamos solo de cumplir con el trabajo asignado, sino de hacerlo con ganas, de manera eficiente, y hasta de aportar ideas frescas que sumen al proyecto. El esfuerzo es lo que convierte una jornada laboral en resultados tangibles. Es ese plus que un buen trabajador añade sin que nadie se lo pida.

Claro, no se trata de un esfuerzo desmedido que lleve al agotamiento, pero sí de tener el enfoque correcto. Las empresas valoran a las personas que saben priorizar y que, dentro de su horario laboral, se entregan al 100%. Porque, vamos a ser sinceros, ¿de qué sirve un trabajador que está físicamente en su puesto, pero mentalmente a kilómetros de distancia? Aquí no hay lugar para la mediocridad.

Constancia: La llave del aprendizaje

Dicen que "el que la sigue, la consigue", y no hay mejor ejemplo que la constancia en el mundo laboral. Imagina que entras a un nuevo puesto donde aún no conoces todos los procedimientos. La curva de aprendizaje puede ser empinada, pero si hay algo que las empresas valoran, es esa capacidad de no rendirse, de insistir, de aprender y de adaptarse.

La constancia es lo que diferencia a alguien que se queda a mitad de camino de quien llega a la meta. Las empresas saben que, sin este atributo, es difícil avanzar. Alguien puede ser muy talentoso, pero si no tiene la paciencia y la determinación para seguir aprendiendo, perfeccionarse y adaptarse a los cambios, será difícil que prospere en un entorno laboral en constante evolución.

Disciplina: El arte de la fiabilidad

Este pilar es uno de los más infravalorados y, sin embargo, es clave. No solo se trata de llegar a tiempo o cumplir con los plazos. La disciplina, en el contexto laboral, es mucho más que eso. Es la capacidad de ser confiable, de hacer lo que se ha dicho que se va a hacer y de ser una persona en la que tanto colegas como jefes puedan confiar plenamente.

En las empresas pequeñas y medianas, donde cada trabajador cuenta, la disciplina es aún más crucial. Un trabajador disciplinado es alguien que no necesita ser vigilado constantemente, que puede “estar solo” y seguir siendo productivo. Es esa persona a la que le confías un proyecto, y sabes que saldrá adelante sin importar las circunstancias. En un entorno laboral donde el trabajo en equipo es fundamental, tener empleados disciplinados es casi una garantía de éxito.

Talento: La chispa que necesita dirección

El talento siempre es bienvenido, pero, sorpresa: no es lo más importante. Es fácil pensar que una persona talentosa tiene todo para triunfar, pero sin los otros tres pilares que hemos mencionado (esfuerzo, constancia y disciplina), el talento se queda corto. De hecho, las empresas prefieren, en muchas ocasiones, alguien que quizás no tenga tanto talento natural, pero que sea capaz de desarrollarse adecuadamente y canalizar su potencial en la dirección correcta.

El talento sin dirección es como un coche deportivo sin conductor: mucha potencia, pero poco control. Las empresas buscan a personas que no solo sean buenas en lo que hacen, sino que también sepan cómo redirigir su talento hacia los objetivos de la compañía.

Autor: Alex Ibarra

Publicado: 2024-09-28